por Nora Perusin
esa ciudad dispersa las últimas luces y
un viento frío suena a trompeta desafinada,
es la sudestada que vuelve como ese dolor,
en la noche que asoma su luna incipiente.
Ahora la música se detiene,
su compás se diluye tras tus pasos,
todo se confunde en las esquinas, pienso
*gente y animales son una misma especie reclinados
sobre los basurales*
gritos, rabia sin nombre, tierra sin calma
bajo el gesto urgente, pienso
asisto a una función de lo inconcluso
y un silencio de penumbra que invade la casa,
donde la luz detiene su sombra