V

por Nora Perusin

Los objetos se ven como una línea de circunvalación.

Se despeja la tarde ante mis ojos

al paisaje se agrega una mujer caminado con su perro

no me reconoce y la esquivo.

Acomoda su ropa mustia

cruza la calle con sus zapatitos de huérfana.

Los desquiciados no tienen pudor

pasan invisibles con su áspero silencio en el alboroto de la multitud.

Con sus ojos ajenos se pierde en otro tiempo

la dulce bailarina de pelo rubio.