por Nora Perusin
Mi corazón se estruja
como la cadena montañosa del pamir
digo con voz domesticada
al atlas desplegado sobre la mesa.
Azorado, el atlas busca en la polvera
la piel de mi. No halla la polvera.
mientras mantengo
conversaciones inútiles con el atlas
otros asuntos reclaman mi atención
y me disperso cuando escribo estas palabras.