por Nora Perusin
Los cadáveres en el río
traen la anchura entre la caída y la costa
del nudo que los amarra,
traen sus bocas selladas más no el olvido
traen sus ojos de peces más no el silencio
traen sus voces sus nombres
traen traen
traen.
Los cadáveres en el río
traen la anchura entre la caída y la costa
del nudo que los amarra,
traen sus bocas selladas más no el olvido
traen sus ojos de peces más no el silencio
traen sus voces sus nombres
traen traen
traen.