por Nora Perusin
La mesa, una taza de café, esperando, sorbo a sorbo
que comience la rutina
cielo seco en la ventana,
sol de las ocho
para partir,
volver descubriendo
que nadie
ha movido
las piezas en el mantel cuadriculado
La mesa, una taza de café, esperando, sorbo a sorbo
que comience la rutina
cielo seco en la ventana,
sol de las ocho
para partir,
volver descubriendo
que nadie
ha movido
las piezas en el mantel cuadriculado