Cinco monedas

por Nora Perusin

a cierto recuerdo de la infancia

La muerte mira de soslayo y pide una moneda,
liviana queda en la mano de mi padre,
como el gemido del viento
o cierto blues un domingo de cine, por la tarde.

La moneda baila y brilla en su mano
es una canción que no puedo entonar
“good night, sleep light”
mi voz es áspera y vuelve a pasar
como una cinta sin fin

la música da vueltas y no me reconozco
en esa escena
pero la moneda brilla
en la mano de mi padre
desnuda

Ahora la mendiga se apodera de las hojas de ligustro
del paso en el guijarro
de un pasaje de convoyes nocturnos
en otro invierno

La piel de mi madre es un largo dolor,
ella se desliza al borde
como un aroma, una derrota,
tal vez.

Mi madre me duele
en el oscuro destello de sus ojos.
Es un faro solitario,
no pide, no da caricias.